Una historia de sostenibilidad ambiental en un humedal

Conocí a Marino Morikawa durante la organización del Premio Coca-Cola a la Ecoeficiencia 2012. Recuerdo muy bien su postulación ya que aseguraba que estaba evaporando la contaminación que afectaba a un humedal ubicado en Chancay (Lima, Perú). Según Marino esto era posible gracias a un sistema nanotecnológico que producía burbujas microscópicas capaces de llevarse las bacterias y virus que afectaban a dicho ecosistema.

 

Su participación en el concurso ratificó que su historia era cierta y se hizo con el primer puesto en la categoría agua. Esto le abrió una gran ventana de exposición al mundo, tanto así que fue considerado como Héroe del Medio Ambiente por National Geographic. Pero lo que deseaba Marino no era fama sino concientizar a las personas sobre la importancia de la preservación de espacios tan importantes como son los humedales.

 

Los humedales y la sostenibilidad

Los humedales son masas de agua consideradas como uno de los medios más productivos del planeta. En ellos se generan diversos servicios como alimentos, transporte, protección de litorales y mucho más. Pese a su gran importancia, se trata de ecosistemas muy frágiles por lo que las acciones para su protección y adecuado aprovechamiento son necesarias.

 

Lamentablemente estos espacios naturales se dañan por la acción insana del hombre como lo que viene pasando en otra parte del Perú actualmente. El imponente y afamado Lago Titicaca está gravemente eutrofizado y lleno de especies invasoras, Uno de los íconos turísticos más importantes del país está condenado a desaparecer si es que no se hace algo pronto.

Marino ya está al tanto y desea aplicar un sistema similar al que empleó en El Cascajo para recuperar el lago. Su objetivo es aún más ambicioso, pues ha detectado otros humedales en peligro dentro de Perú en los que desea intervenir.

 

¿Cómo se logra preservar un humedal?

En el humedal El Cascajo Marino utilizó un dispositivo que confeccionó en la Universidad de Tsukuba (Japón) en donde trabaja como parte del equipo técnico de la Facultad de Ciencias de la Vida y Medio Ambiente. Dicho accesorio genera nanoburbujas que arrastran las bacterias para que, posteriormente, unos filtros biológicos hechos de cerámica atrapen el resto de contaminantes.

El trabajo fue arduo. Un buen día Marino llegó solo al humedal y empezó a segmentar el área para ir eliminando,  zona por zona, a la lechuga acuática (opistia stratiotes) la cual se estaba robando el poco oxígeno que le quedaba a las aguas de dicha biosfera.

 

La población observaba como el “chinito loco” se metía a las aguas contaminadas del Cascajo tratando de limpiarlo. Su pasión fue tan contagiosa que, con el correr de los días, los pobladores lograron comprender lo que hacía y empezaron a ayudarlo.

Hoy Marino y El Cascajo son un ejemplo de perseverancia y compromiso, digno de ser imitado. El humedal se ha transformado en un área de aguas limpias que ha vuelto a recibir a las aves migratorias que en el pasado huyeron. El aporte de Marino nos demuestra que una adecuada sensibilización y la aplicación de tecnología sostenible pueden contribuir a detener la dramática cifra de más del 60% de humedales perdidos en el mundo. Lo que hace falta es adquirir un compromiso tan fuerte y poderoso como el que tomó Marino Morikawa ¿no lo creen?

 

Fuente: BID