La complejidad que implica hoy la gestión de la relación con los grupos de interés para las grandes empresas, la multiplicidad de asuntos críticos que conlleva y su amplia dispersión geográfica obliga a las organizaciones a desarrollar nuevas maneras creativas que les permitan relacionarse, dialogar o incluso controlar a sus grupos de interés de una forma más dinámica. Así es que innovadoras experiencias de “stakeholder engagement” basadas en el uso de las nuevas tecnologías de las redes sociales comienzan a cobrar relevancia.
Recientemente, Marks & Spencer compartió los primeros resultados de un proyecto dentro del cual está experimentando con herramientas móviles de investigación en tiempo real, donde participan trabajadores de sus fábricas y de sus proveedores. La compañía encuestó a más de 60.000 empleados en cinco países, y obtuvo información anónima sobre las condiciones de trabajo.
A través de las plataformas de crowdsourcing como «My Starbucks Idea», las empresas también están convocando a la creatividad colectiva de sus clientes y clientes de conceptualizar y crear nuevos productos y mejoras a sus servicios que mejoren su performance en sustentabilidad ambiental y social.
Nike desarrolló la aplicación «Making», basada en su “Sistema de Indicadores de Sostenibilidad de Materiales”. Este software ayuda a sus diseñadores a analizar la toxicidad y el impacto medioambiental de los tejidos utilizados en el diseño de su indumentaria. Realiza un seguimiento de 22 materiales comúnmente utilizados en consumo de agua, productos químicos, energía y residuos.
Danone impulsa la plataforma «Down to Earth» y su «red de empresas sociales» de la comunidad, un proyecto de larga duración que se dedicará a la financiación y el desarrollo de empresas locales con un modelo económico sostenible.
Dentro de este programa está Danone Communities (@danonecommunity), un espacio de interacción social que buscar asegurar la sustentabilidad de las actividades económicas, el desarrollo de productos de un alto valor nutricional y que sean asequibles para las personas de menores recursos económicos.
Luego de haber enfrentado serias denuncia sobre trabajo infantil y esclavo, Zara Brasil diseñó un proyecto piloto a partir del cual sus prendas cuentan con una etiqueta electrónica con código QR que permitirá identificar al proveedor que las confeccionó sólo con una aplicación desde cualquier teléfono inteligente.
“No se trata de una acción de marketing, es una señal de transparencia para con nuestros clientes”, explicó el Presidente de la empresa.
Para acceder a la información los clientes deberán descargar en sus móviles una aplicación con lector de código de barras QR. Allí podrán ver el nombre del taller textil proveedor, su ubicación y la cantidad de empleados.
La empresa colombiana Surtigas impulsó en 2012 un “Diálogo Online con sus Grupos de Interés”, conectando sus retos empresariales con las expectativas de sus principales grupos de interés a través de redes como Twitter, Facebook, YouTube y Linkedin. De esta manera logró interactuar con una diversa representación de sus partes interesadas y le permitió identificar sus expectativas, inquietudes e intereses.
Quilmes Argentina en el marco de la campaña “Comercio con Códigos” utiliza una aplicación de Facebook para que los vecinos y clientes de los puntos de venta participantes premien a los comercios responsables y se comprometan en promover, controlar y reconocer la venta responsable de bebidas con alcohol.
De acuerdo con la organización BSR (Business for Social Responsibility), la relación con los grupos de interés está evolucionando a partir de tres ejes. En primer lugar, se verifica un salto cualitativo desde la mera consulta hacia la colaboración. En segundo término, el radio de alcance se está ampliando más allá de los grupos de interés primarios, y las empresas están incorporando otras voces como las de jóvenes y minorías sociales. Por último, al vincular la participación de los grupos de interés con la estrategia corporativa, las empresas asumen compromisos más profundos.
La última investigación de ComunicaRSE, «Qué puede y debe hacer la comunicación por la sustentabilidad», revela que entre las recomendaciones de los expertos prima la conveniencia de convocar a los diálogos a los grupos realmente críticos que operan fuera del microclima de organizaciones allegadas a la empresa. “No se trata de creer que una empresa va a hacer lo que sus grupos de interés digan, pero sí tiene que saber lo que estos grupos quieren. Se puede dar respuesta y explicar las posiciones de la empresa en asuntos controversiales”, sostiene el trabajo.
Esa pesquisa también muestra que las redes sociales y las nuevas tecnologías de la información se presentan como una nueva herramienta de empoderamiento. Se habla de una transición del poder de las jerarquías al poder de las masas.
«La sustentabilidad ganará terreno a medida que sea tomada por estos nuevos ciudadanos-consumidores digitales. La multidireccionalidad de las redes genera temores y esperanzas en las empresas que deberán ajustar sus roles para mejorar su capacidad de escucha y respuesta. Los mensajes tenderán a la hipersegmentación de públicos», concluye la investigación.
Fuente: ComunicaRSE