Hoy no podemos concebir que una empresa pueda operar sin responsabilizarse de sus impactos y comportamientos pues el riesgo de hacerlo es muy alto y las oportunidades desperdiciadas, muchas. No obstante, la comunicación de esta forma de gestión parece haber quedado algo relegada, siendo uno de los errores más graves en materia de reputación, donde estadísticamente, más del 40% de nuestra percepción como empresas, depende de nuestra imagen responsable.