El año pasado marcó un punto de inflexión para la naturaleza: la protección de nuestros bosques, praderas y océanos se ha convertido en un tema crítico para las empresas de todo el mundo. Como vimos en la COP26, la naturaleza ahora está a la altura del cambio climático en la agenda empresarial.
De hecho, está surgiendo un nuevo consenso, entre los responsables políticos globales y nacionales, los principales inversores, las ONG y los consumidores, de que nuestra economía global no solo debe convertirse en cero neto sino también en una naturaleza positiva.
2022 es el año en que se incorporará esta expectativa y eso coloca a las empresas con cadenas de valor terrestres y oceánicas al frente de la acción. Un asombroso 90% de la deforestación total está impulsada por la expansión de la producción de productos básicos agrícolas