El diseño, construcción, mantenimiento y rehabilitación de edificios, junto a la asignación de zonas urbanas para espacios verdes y esparcimiento, proporcionará grandes oportunidades, puesto que todo juega un papel muy importante en la hoja de ruta hacia un 2050 sostenible.
Ciudades marrones como Londres (Reino Unido) o Seúl (Corea), son metrópolis prósperas en las que la mayoría de los edificios, construidos muchos años antes de que el uso de la energía fuera una preocupación, podrían mejorar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad y a la vez conseguir ahorros significativos para los propietarios y arrendatarios de los edificios. Los países comprometidos con la reducción de su huella de carbono están ofreciendo cada vez más incentivos, financiados por los gobiernos, para construir edificios nuevos y más ecológicos y para adaptar las viviendas que no son eficientes energéticamente. Quienes busquen aprovechar los beneficios de los incentivos fiscales de la «construcción verde» y ahorrar costes gracias a una mejor eficiencia energética y de los recursos, se verán atraídos por las tecnologías y procesos para la renovación de edificios, la utilización de mejores materiales de construcción y sistemas de intercambio de información como los contadores inteligentes, que miden el uso y utilizan señales basadas en los precios para identificar las horas más operativas. Las tecnologías más exitosas se adaptarán a la gran variedad de edificios ya existentes
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