En 1900 la expectativa de vida era de 24 años. Las condiciones de vida, la medicina y el conocimiento han influido en que hoy sea entre 75 a 85 años dependiendo del país.
La creciente conciencia de hábitos saludables, sistemas de prevención de enfermedades, y acelerados avances tecnológicos, harán que el envejecimiento se pueda modificar actuando sobre las neuronas, los desequilibrios de las proteínas y las células, especialmente en las mitocondrias, que juegan un papel fundamental en el proceso. Estas son parte de las células y se encargan de entregar la energía necesaria, pudiendo ser responsables de enfermedades como cáncer o esclerosis, entre otras, cuando funcionan mal.
Con el tiempo, será posible detectar a tiempo falencias, detenerlas, o incluso revertirlas. Así, es muy probable que en el 2050 la expectativa de vida sea de 100 años, y hacia final del siglo sobre 120 años. Esto parece una muy buena noticia, pero lleva implícito serios y complejos desafíos.
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