Casi el 60 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo provienen de la forma en que obtenemos nuestra energía.
A medida que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil se reúnen en Madrid para la conferencia COP25, la descarbonización de nuestro sector energético debe ser una prioridad en la agenda de todos.
Los impactos del cambio climático ya se sienten globalmente por personas y empresas. Para limitar el calentamiento global a 1.5 ° C, necesitamos reducir nuestras emisiones. El informe de brecha de producción del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente lanzado hace dos semanas muestra que los planes actuales de los gobiernos para producir combustibles fósiles en las próximas décadas nos llevarán al punto de inflexión de 1,5 ° C. La velocidad a la que podemos dejar de usar combustibles fósiles y descarbonizar nuestra energía, desde cómo calentamos nuestros edificios hasta la forma en que transportamos personas y bienes, será clave para evitar los efectos desastrosos de un clima más cálido.