Oportunidades de desarrollo bajo en carbono con China

Mientras los países de Latinoamérica y el Caribe buscan cada vez más a Asia y especialmente a China como importantes socios para inversiones y comercio, hay un potencial excepcional para explorar oportunidades para actividades ambientales sustentables que son cruciales para los esfuerzos globales para afrontar el cambio climático. Sin embargo, hasta la fecha los crecientes lazos comerciales entre la región y países como China se han enfocado principalmente en actividades altas en carbono, como la extracción de minerales y combustibles fósiles.

 

Actualmente, Latinoamérica y el Caribe y China son responsables por aproximadamente 36% de las emisiones globales de gases efecto invernadero. Con esto en mente, un nuevo ensayo de discusión producido por el Laboratorio de Clima y Desarrollo y E3G busca explorar oportunidades para desarrollo bajo en carbono en cuatro áreas de relaciones entre China y Latinoamérica.

 

1. Energía renovable

Hay un potencial excepcional para la cooperación entre China y Latinoamérica y el Caribe (LAC) en energías renovables. El creciente mercado doméstico de energía renovable de China y su influencia en la exportación de tecnología presentan excelentes oportunidades para invertir en energía limpia. Las condiciones para renovables en Latinoamérica y el Caribe son alentadoras, al tener a más de una docena de países que han establecido metas de energía renovable. Chile, por ejemplo, emitió una Ley de Energía Renovable No-Convencional que busca producir 20 por ciento de la electricidad del país a través de fuentes renovables en 2025.

 

 2. Ciudades sustentables

La urbanización, junto con el mejoramiento de la calidad del aire y del agua, son actualmente prioridades en la agenda doméstica del Gobierno Chino. China y los países latinoamericanos y del Caribe se podrían beneficiar sustancialmente del intercambio de experiencias en planeamiento urbano sustentable a largo plazo. Alrededor de Latinoamérica, las ciudades están intentando reducir sus emisiones y adaptarse a los impactos climáticos al mismo tiempo que buscan mejorar las vidas de los ciudadanos. Estos esfuerzos incluyen el Plan de Acción Climática de Quito, y el Plan Verde de la Ciudad de México.

 

3. Huella ambiental y de carbono

Intentos de reducir las huellas ambientales y de carbono de las actividades resultantes de las relaciones entre China y Latinoamérica podrían tener múltiples beneficios, mientras muchos países están trabajando en alcanzar sus metas voluntarias de reducción de emisiones. Por ejemplo, China recientemente anunció que alcanzaría su nivel máximo de emisiones de CO2 para el 2030 a más tardar, e incrementaría la participación de energía no-fósil en la oferta primaria total de energía hasta, al menos, 20% del total. Perú, Brasil, Chile y México también se han comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

 

4. Arquitectura del financiamiento climático

La continua evolución de la arquitectura de financiamiento global probablemente tendrá importantes implicaciones para las relaciones entre China y LAC. Por ejemplo, China está trabajando con otras economías emergentes conocidas como los “BRICS” (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) para establecer el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) con $50 billones de capital inicial para financiar proyectos de infraestructura. Inicialmente, el NBD financiará proyectos de infraestructura y “desarrollo sostenible” en las naciones integrantes del grupo BRICS, pero eventualmente otros países en desarrollo también serán elegibles para aplicar a fondos. Esto es particularmente relevante para países en América Latina y el Caribe que necesitan desarrollar su infraestructura energética y mejorar el acceso a la energía al mismo tiempo que desarrollan planes para un desarrollo bajo en carbono.

 

Por ejemplo, la manera en que el Nuevo Banco de Desarrollo interactúe o trabaje con el Fondo Verde para el Clima tendrá implicaciones para el proceso en el que países de la región busquen atraer financiamiento para la implementación de su Contribuciones Tentativas Nacionalmente Determinadas (INDCs por sus siglas en inglés). China está progresando de manera positiva en su agenda de financiamiento verde, la cual ya está generando lecciones valiosas para países en LAC que están enfrentando retos similares a China en construir un sistema financiero que apoye la transición a una economía sostenible y baja en carbono.

 

La desaceleración de la economía en América Latina, el Caribe y China no es excusa para debilitar políticas ambientales o climáticas con el fin de atraer inversión extranjera para ganancias a corto plazo. Sin embargo, esto presenta una oportunidad para poner a América Latina y el Caribe en el camino hacia la creación de economías resilientes y bajas en carbono.

 

El recientemente creado Foro China – CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) tiene el potencial de ser una plataforma transformativa para dar marcha atrás a lo que hasta ahora ha sido una alianza alta en carbono entre América Latina y China.  La región podría usar el foro como una manera de comprometerse a la acción climática con China dentro de colaboraciones bilaterales; asegurándose de que las relaciones contribuyan positivamente a los esfuerzos hacia un acuerdo global ambicioso y equitativo sobre el clima.  De hecho, esta relación con China podría resultar fundamental para los esfuerzos de América Latina y el Caribe para responder al cambio climático.

Guy Edwards es investigador y codirector del Laboratorio de Clima y Desarrollo en el Instituto de Brown para el Ambiente y la Sociedad, Universidad Brown. Es coautor, junto con Timmons Roberts, de un nuevo libro que será publicado por MIT Press en octubre de este año, titulado Un continente fragmentado: América Latina y las políticas globales del cambio climático.

 

Fuente: BID