Los impactos del cambio climático en América Latina y el Caribe ya son significativos y, con una alta probabilidad, serán más intensos en el futuro, alerta en un nuevo informe difundido hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Según el organismo, ya se evidencian afectos en la actividad agropecuaria, disponibilidad de agua, bosques y biodiversidad, nivel del mar, turismo y salud de la población.
Aunque se trata de un fenómeno de largo plazo, su dinámica de solución requiere actuar en lo inmediato, atendiendo simultáneamente los procesos de mitigación y adaptación, plantea el estudio La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Paradojas y desafíos del desarrollo sostenible, cuya versión actualizada ha sido difundida en el marco de la 20 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20), que se celebra hasta este viernes en Lima, Perú.
Si la temperatura media de la región aumenta en 2,5 °C (probablemente alrededor de 2050), los costos económicos del cambio climático se estiman, aún con un alto nivel de incertidumbre, entre 1,5% y 5% del producto interno bruto (PIB) actual de la región, según la CEPAL. Los costos de adaptación, en tanto, se calculan inferiores al 0,5% del PIB actual de América Latina y el Caribe, concentrados en la protección de las zonas costeras, la actividad agrícola y el sector hídrico. Estas estimaciones también involucran un alto nivel de incertidumbre y probablemente tenderán a aumentar, indica el organismo de las Naciones Unidas.
En América Central y América del Sur la temperatura ha aumentado entre 0,7 y 1 °C desde mediados de los años setenta, a excepción de la zona costera de Chile, que experimentó una reducción de 1 °C. También se registra un aumento de las precipitaciones anuales en la región suroriental de América del Sur y una tendencia decreciente de las precipitaciones en América Central y la zona centro-sur de Chile.
La subregión del Caribe está particularmente expuesta a fenómenos combinados, como un alza en el nivel del mar y eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones, huracanes y tormentas). Según algunos escenarios climáticos, destaca el estudio, en 2050 la totalidad del ecosistema de corales podría estar colapsado.
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