Sin darnos cuenta a veces nuestra mente tiende a ser más normativa que descriptiva. Frente a un desafío o un problema, establecemos un objetivo, normalmente aceptado por todos, y dictaminamos cuatro o cinco elementos indispensables, y pensamos que está resuelto. Por ejemplo, es conocido que es importante mejorar la Productividad, lo que requiere incentivar la inversión en bienes de capital, mejorar la capacitación de la mano de obra, facilitar el acceso a tecnología e innovación, establecer fuentes de financiamiento, organizar y capacitar mejor a las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, cada uno de estos elementos pueden presentar conflictos, o ser insuficiente, lo que hace complejo coordinarlos.
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