Cada ciudad del mundo es diferente, sin embargo, todos y cada uno de ellos enfrentan el mismo desafío: hacer frente a las crecientes demandas de sus redes de transporte, mientras intentan mantener un ambiente saludable para sus habitantes.
Según el Banco Mundial, más del 80% del PIB mundial se genera en las ciudades, y el transporte urbano es el elemento vital que las hace funcionar, permitiendo que las personas y los bienes se muevan de una manera que genere valor económico. Pero todo esto tiene un gran costo para nuestros entornos locales y el planeta. La Comisión Europea ha calculado que las redes de transporte causan hasta el 40% de las emisiones urbanas, lo que tiene un efecto negativo demostrable en nuestra salud y bienestar, al tiempo que contribuye al cambio climático. La reducción de estas emisiones a través de sistemas de movilidad integrados de nuevo diseño no solo mejorará la calidad de vida de los ciudadanos, sino que apoyará el Acuerdo de París para reducir el calentamiento global.
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