Aprender del pasado: garantizar el éxito del Marco Mundial para la Diversidad Biológica

Las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, establecidas durante el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) de 2010, tenían como objetivo abordar la degradación ambiental e incluían objetivos como reducir a la mitad la deforestación y reducir el impacto de la contaminación en los ecosistemas. Sin embargo, estos objetivos carecían de especificidad y de métricas para seguir el progreso, lo que obstaculizó su implementación. Aunque se lograron algunos avances hacia objetivos como la conservación de territorios terrestres y oceánicos, ninguna de las 20 Metas de Aichi se cumplió a nivel mundial. La falta de financiación adecuada, un seguimiento insuficiente y una participación gubernamental limitada contribuyeron a su fracaso.

Las lecciones aprendidas de esta oportunidad perdida se incorporaron visiblemente en el diseño del Marco Mundial de Biodiversidad (GBF). Adoptado en Montreal en diciembre de 2022, el GBF tiene 23 metas y 4 objetivos, con una fecha límite de 2030. Hace hincapié en un enfoque que abarca a toda la sociedad, involucrando a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil.

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